En tus versos crecí, con alma pura;
De niño te adoré, como a padre;
A tu vigencia eterna mi corazón se abre
Con tu ejemplo de amor y de bravura
Nunca habrás de morir y menos hoy
Que tu luz ilumina este camino,
Estás en cada paso del destino
Hacia donde con todo valor voy
Podrá un monstruo en sus entrañas
Preso mi cuerpo, si en su vientre habito,
Pero mi pensamiento es libre, con el grito
De libertad que nace en tus montañas
28 de enero de 1999 Antonio Guerrero